Corría sin cesar intentando hallar la salida. Sabía que si se detenía no sería capaz de continuar. Sus piernas dejarían de responder.
A su paso había encontrado numerosas pruebas, de inteligencia, de habilidad... y aunque no estaba muy segura de si las había respondido correctamente, se le había permitido continuar avanzando.
Pero era tan difícil encontrar la salida. Llevaba horas encerrada en ese laberinto y hacía un buen rato que no encontraba ninguna otra prueba. Estaba cansada, pero quería salir de allí, quería encontrar la respuesta al acertijo final.
No era la primera vez que se veía en una encrucijada como esa y pensaba que podría salir airosa. Sin embargo, por más que corría parecía seguir dando vueltas en círculo. Aquel laberinto infinito no se acababa nunca.
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