Y es que ya no sé qué hacer. Si me levanto un día siendo la más infeliz del mundo por tu causa, en dos horas das vuelta a mi mundo. Ahora me falta algo. Me faltas tú.
No sé qué hacer... porque un día eres una roca dura y fría y al día siguiente quemas más que el Sol. Porque me gustaría ser el hombro el que te apoyaras para no caer nunca, porque no quiero ni oír de otros labios que lo pasas mal.
Te ves tan fuerte, tan resistente a todo...todo lo contrario a mi. Cuando dejó de ser una tontería comencé a ser vulnerable. Y creo que dejó de serlo hace mucho tiempo, por lo que cada vez estoy más y más indefensa. Eres un peligro para mi integridad física y moral... pero me gusta el riesgo.
El riesgo es excitante y a la vez doloroso, no hay riesgo sin vulnerabilidad. Me gusta arriesgarme por ti, porque creo que mereces la pena, porque creo que debajo de ese caparazón hay una persona increíble, porque quiero que pierdas esa especie de miedo que tienes a acercarte a mi.
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