Se suponía que venías a ser mi héroe, no mi condena. Se suponía que serías la calma que sigue a la tempestad, pero arrasaste con todo como un mar embravecido y furioso.
Yo no quería. Fue toda una sorpresa, cuando nuestros ojos se cruzaron. Ni siquiera estaba buscándote y ahora, mírame, míranos. ¿Qué nos ha pasado?
Como siempre, será la enredadera de mi cerebro la culpable de todo, su fascinación por lo imposible resulta a veces tentadora, pero con el tiempo se vuelve insufrible.
Yo no quería ver tus ojos pero fue inevitable. Ahora ya no los puedo olvidar.
Una vez me dijeron que el amor es como una bellísima flor al borde de un precipicio, y que sólo hay que tener el valor de ir a recogerla con cuidado de no caerse. Sólo hay un problema. No tengo valor, gracias a tu hechizo he perdido todas mis armas. ¿Tienes tú el valor? No permitiré que te caigas.
Nunca me gustó jugar al ratón y al gato, preferiría que jugásemos a otros juegos más interesantes ;)
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