No sé afrontar esto, no estaba preparada para algo así. Ni siglos de entrenamiento me habrían preparado.
¿Cómo aceptar perder para siempre a alguien que te importa tantísimo por la mayor de las idioteces?
No lo entiendo, nunca lo entendí. Y sé que somos tan diferentes que el fuego y el agua harían una mejor combinación, pero aún así te quise mucho, y te quiero.
Citando a Julio Cortázar...
"Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser".
Saldrás adelante, me dicen, puedes vivir sin él. Es obvio que puedo vivir sin ti. Para seguir viviendo se necesita muy poco. Pero es mi decisión, yo no quiero vivir sin ti. No soy capaz de imaginarme una vida sin ti en ella, aunque jamás seas para mi.
Y quiero que sepas que todo lo que he hecho desde que te conocí, ya fuera erróneo o acertado, ha sido de corazón, y no guardaba más intención que la de acercarme a ti un poco más. Porque tenerte a kilómetros de distancia me hace tanto daño que no soy capaz de soportarlo. Y que si he sido bruta, borde o estúpida, eran los celos los que hablaban por mi, o lo mucho que te echaba de menos.
Pero sobre todo quiero que sepas que aunque yo sabía que no te importaba ni una décima parte de lo que tú a mi, nunca me habría imaginado que esa parte era tan minúscula e irrelevante en tu vida. Después de lo vivido, cortar los lazos así, no sé si eres un mentiroso o un cobarde.
Y lo peor es que te conozco, con tus defectos, y te quiero así, tal como eres, sin cambios. Pero ya se acabó. Se acabó para siempre. No tengo nada más que perder porque ya lo perdí todo.
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