Todo comenzó como un juego. Una simple sonrisa, una mirada curiosa de reconocimiento. Unas pocas palabras, tal vez algunas más.
La facilidad que acompaña a la inexperiencia, la ausencia de problemas y de preocupaciones, olvidar todo.
La curiosidad que anima un nuevo sentimiento, el despertar de los sentidos tras meses interminables de sopor. Y sonreír. Con él, con su sonrisa, con sus palabras.
Porque me había olvidado de como se sonreía, de tanto que había pasado sumida en la oscuridad. Porque me ha recordado que existe luz, en algún lugar, y que puedo encontrarla si tengo el coraje.
Aunque sea absurdo, aunque suene disparatado. Pues ¿cuál es el problema, si a pesar de la juventud he conseguido reencontrarme conmigo misma? Si ya no me echo de menos, vuelvo a ser la que era, no solo me he encontrado sino que lo he encontrado.
Haría locuras por esta sonrisa. Pero, vayamos con calma. Esta sonrisa será ilegal aún durante 8 meses.
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