Empezamos una nueva trilogía mental, de estas que no me dejan ni dormir a gusto, sin dormir sin sueños (o con sueños que no recuerdo).
Nueva época de autotorturarse. Pero sinceramente, ¿a quién no le gusta sentirse así?
Es divertido. Da morbo. No siempre la historia tiene por qué tener un final trágico... A veces el antagonista se transforma, y renuncia a ser el líder de la mafia para vivir en su retiro espiritual. Porque las conexiones espirituales logran que deje de ser una mala persona.
Esta vez no habrá protagonista, solo un antagonista, y además muy guapo. Y hasta aquí por hoy.
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