Como palabras
atravesándome el pecho como una daga y luego el Fénix que sobre mi derrama sus
lágrimas.
Eres el mal y
la cura, eres virus y vacuna, eres mi daño y mi felicidad. Eres la antítesis de
mi dicha pero eres toda la buena suerte que solo podré soñar.
Eres como una
droga de la que no me quiero desintoxicar, me vas consumiendo y derrotando,
pero necesito cada día un poco más porque aprender a vivir sin ella cuesta
tanto y es difícil de soportar.
Eres la noche y
el día, eres sueño y pesadilla, eres el motivo de todos mis desvelos y la causa
principal de que sonría.
Y ahora que ya
no estás, que no estarás, que te he pedido que te marches… Ahora que ya no sé
cómo enfrentarte, que ya no quiero verte, que no quiero hablarte más. Ahora que
todo debería evaporarse veloz con el calor del verano, justo ahora… no sé cómo
actuar.