Sentada
en la arena, sintiendo la brisa marina acariciarte el rostro con dulzura
mientras te bronceas y observas la grandiosa masa azul que se extiende ante tus
ojos. Es una sensación de tranquilidad tan agradable y decides no pensar, y por
tanto, frustrarte, en todo el tiempo que hace que no te sentías del mismo modo.
Tarareas
lo primero que se te viene a la mente, Big
Girls Don’t Cry, una canción con la que has llegado a sentirte identificada
en más de una ocasión. Sabes que no es una canción alegre, pero por alguna
razón no puedes evitar pensar en ella.
El mar,
es fascinante y al mismo tiempo un misterio, te encantaría descubrir todo lo
que esconde bajo su inmensidad, y sobre todo, el hecho de cómo poder
atravesarlo. Sonríes con el recuerdo de una tú más pequeña, diciendo a todos
que quería ser impredecible como el mar.
Te
levantas camino de la orilla, desvistiéndote a cada paso. Aún no sabes qué harás, cómo saldrás de esa playa, cómo te
enfrentarás a lo que tenga que llegar, pero mientras tanto has decidido darte
un baño. Sumergirte de lleno en la preciosa agua azul puede ayudarte a aclarar
las ideas, porque, después de todo, y es algo que sabes bien, mucho tiempo de
exposición al sol siempre te produce dolor de cabeza.
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