Pues te quise porque sí, no podría dar un por qué racional.
Te quise con locura y sin remedio.
Te quise cada día, te quise cerca,
tan cerca que desapareciera el espacio entre nuestros cuerpos.
Te quise a medianoche, te quise enfadado.
Te quise sonriendo,
iluminándome el día como ninguna otra cosa era capaz.
Te quise con el frío, anhelando tus manos siempre cálidas.
Te quise los días de fiesta y te quise algunos entre semana.
Te quise despacio, sin prisas,
aunque esto del reloj a ti siempre se te dio mejor.
Te quise hasta perdernos, hasta perderme en un universo de ti.
Te quise hasta la luna, te quise a ciegas,
te quise comer a besos
y te quise hasta sentir volverme loca de tanto quererte.
Pero por quererte tanto te quise incluso
hasta querer dejar de hacerlo.
Y ya no te quiero. Ya no.
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