viernes, 15 de septiembre de 2017

Imaginación

Imaginar historias siempre fue mi pasión.

Me imaginaba princesa a los 3 años,
médica a los 8
e ingeniera aeronáutica a los 17.

Y desde hace un tiempo solo puedo imaginarme contigo.

Imaginar, por ejemplo, aquella cena que nunca fue.

O la película que no vimos juntos,
o aquel paseo por la playa agarrados de la mano.

Y por imaginar, te imaginaría a mi lado
cada mañana al despertar.

Te imaginaría tumbado en mi sofá, agotado tras un día de trabajo.

Te imaginaría sonriendo, juguetón, pícaro.

Y es precisamente eso lo malo de la imaginación.
Que no puedes controlarla.

Porque yo no quiero imaginarte más.
No quiero imaginarnos. Ya no.

No hay comentarios: