viernes, 30 de septiembre de 2016

Las apariencias engañan

Eres lo más parecido a un laberinto sin salida que he conocido en mi vida.

Un día entré, creyendo, ilusa, que eras un precioso jardín lleno de flores, que podría disfrutar del sol y que haría fotos preciosas rodeada de tanto color y alegría.

Disfruté, sin duda, quedé prendada del maravilloso lugar en el que me encontraba, era como mi casa.

Pero un día el cielo se ennegreció, y la belleza se transformó en horror. Como si fuera cosa de magia, de los árboles surgieron enredaderas terminadas en espina, los caminos se estrecharon y a cada paso que daba tropezaba con los desniveles del suelo.

Con el cuerpo y el alma heridos, traté de escapar, de huir de la fatalidad. Pero unas garras invisibles me atrapaban, me impedían resguardarme de la tormenta. Lo intenté con todas mis fuerzas, a veces casi conseguía librarme, pero aquel sitio no me dejaba marcharme.

Y no sé si algún día me dejará.


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